El Baño, o La Ducha como también se le conoce a esta cinta del joven director chino Zhang Yang, ganadora del premio Concha de plata al mejor director en el festival de San Sebastián, en España en el año de 1999, es una película aparentemente sencilla, pero al adentrarnos en ella, podemos descubrir un sinfín de valores y asomarnos un poco a la vida de una cultura tan lejana a la nuestra como lo es la cultura china, y observarla brevemente en su tradición y en su presente.
La importancia de esta película de arte y los valores que refleja van desde la misma producción técnica de la cinta, empezando por su dirección, el manejo de la cámara, la interpretación de los personajes, el color, la música, la ambientación, hasta los más intangible como lo son los valores universales, y los locales, propios de una cultura milenaria como lo es la cultura china, invadida por la inminente modernidad de los tiempos actuales en un sistema capitalista y neoliberal que arrasa con lo local imponiendo nuevos cánones e imaginarios capaces de atravesar murallas y continentes enteros, así como penetrar la cosmovisión e ideología de culturas y civilizaciones que creíamos fuertemente encriptados y protegidas por su situación geográfica, sus habitantes y su gobiernos.
Esta película, El Baño, tiene como protagonistas a tres personajes principales: el señor Lui, dueño de unos baños públicos que representan no sólo un espacio homosocial donde los hombres gustan de ir a convivir en un ambiente de armonía y relajación fuera de las miradas femeninas; tiempo y espacio que se dan a sí mismos para jugar, platicar, ponerse al día, todo en un ambiente de libertad y sin censura. Tiempo que hoy no nos regalamos y al cual le llamamos oro.
El baño también es una representación social de uno de los valores chinos como lo es el ceremonial de que revisten muchas de sus acciones habituales o de índole mayor, como el rito de tomarse el tiempo para tomar una ducha, un buen masaje, afeitarse, dejarse consentir, en un país donde según cuenta la leyenda, magistralmente engarzada en la trama de la cinta, hubo tiempo de escasez y de sequía y el agua llegó a ser un objeto muy valioso y preciado no sólo para el consumo diario, sino para realizar algunas ceremonias como esa en que la novia debía tomar una ducha antes de contraer matrimonio, y para ello, tuvo que realizarse trueques, con objetos igualmente preciados como lo son los cereales con que se va a alimentar a la familia, o caminar muchos kilómetros días y meses enteros, pero la ceremonia nupcial debía realizarse bajo este rito, ya que según afirma uno de sus personajes, el agua, limpia no sólo el cuerpo, sino el alma de quien lo recibe.
Otro de los personajes principales es Daming, hijo mayor del señor Lui, quien regresa a su pequeña ciudad, pensando que su padre está gravemente enfermo y va a morir, y se encuentra con que todo fue un malentendido. Daming representa en esta maravillosa cinta los valores de la modernidad: dinero, lujos, éxito, belleza, juventud, perfección, individualismo, consumismo, uso de la ciencia y la tecnología hasta para las actividades más triviales como bañarse, el cual ha perdido todo el significado que en la ancestral cultura china tenía ; y todos estos valores modernos entran en choque o al menos contraste con los que vive su padre en su terruño y sirviendo a otros a través del servicio de unos baños públicos, guardianes de lo viejo, de lo que dio sentido a una comunidad y donde se resolvieron problemas gracias a la fraternidad que lograba construirse en este tiempo y espacio que la modernidad desdeña. .
Un tercer personaje es Erming, hermano de Daming e hijo del señor Lui. Daming es el hermano difícil de aceptar, pues sufre de retraso mental, pero es un hijo muy amado por el señor Lui, quien lo cuida como a un niño, disfruta su compañía, le ha enseñado el arte y la ceremonia del baño y sobre todo, el aspecto lúdico de la vida, los buenos modales, el trabajo, el amor y el espíritu de servicio, la necesidad de establecer vínculos afectivos más allá del simple trabajo rutinario; la solidaridad, la responsabilidad.
La trama atrapa desde el principio, y también el planteamiento del problema: el choque entre la modernidad y lo antiguo, y los valores que cada uno de ellos trae consigo.
La película esta tan bien hecha y dirigida que algunas de las escenas muestran problemas muy comunes y a la vez tan idiosincráticos, como lo es el gran valor que le dan al honor, el cual debe prevalecer a toda costa y cuando éste se ve perdido, el deshonrado puede perder hasta el deseo de amar. Sin embargo, el filme da cuenta de cómo el amor, la sabiduría de los viejos y el cuidado por los demás, personificado en el señor Lui, puede reparar ese bien perdido.
El personaje de Erming, el hijo con retraso mental, da cuenta de que aunque existan ciertas deficiencias intelectuales, estas no son impedimentos para que los valores morales y la empatía florezcan en el día a día, y tampoco son obstáculo para poder discernir entre lo bueno y lo malo y distinguir a la gente honorable de la que no lo es. Tampoco para el darse cuenta de que la familia da felicidad y debe conservarse, pero también de que gente como él tendrán que vivir desprecio y exclusión fuera de ambientes que les da seguridad y se sienten aceptados, como lo era el baño público y su pequeña comunidad.
Daming, quien pensaba ir sólo a las honras fúnebres de su padre, se ve obligado a quedarse unos días, que le permiten descubrir la honorabilidad con que tratan a su padre y el gran servicio que éste presta a sus clientes, que más que clientes, se convierten en amigos y en una familia incondicional. Es así como Daming, poco a poco empieza a honrar a su padre, a admirarlo y a amarlo nuevamente a tal punto que cuando su padre cae enfermo, él junto a su hermano se hace cargo de dar servicio a través del baño público.
La muerte sorprende al señor Lui en la piscina, es una muerte tranquila, serena, como había sido su vida, reconciliado con su hijo mayor, disfrutando del amor de su segundo hijo, y gozando del aprecio y agradecimiento de sus clientes y amigos.
La modernidad también llega a ese pequeño poblado, y el barrio tiene que desalojar sus casas para dar paso a la construcción de un gran centro comercial. El baño público también deberá ser derruido. Erming se planta en el centro de la piscina mirando hacia el cielo…él, que es un retrasado se da cuenta de la magnitud del cambio y se encuentra en duelo ¿ a dónde pertenece? Su padre ha muerto y sus amigos mudarán de residencia. ¿Dónde quedaron las certezas y las alegrías? ¿Dónde el sentido y la seguridad de pertenencia?
Daming, lo mira con profundo amor, decidido a llevárselo consigo a la gran ciudad, aún sin saber si su esposa, ignorando que él tiene un hermano retrasado mental, vaya a recibirlo o echarlos a los dos de su casa. Pero eso ya no importa. Él ha recuperado a su familia y los valores que nunca debió haber dejado atrás en la búsqueda de un falso confort y de valores tan cambiantes que la modernidad líquida trae consigo, como reflexionaría Zygmunt Bauman.
Nuestra próxima cita en el Cine club de UPNECH será el día jueves 5 de octubre a las 10:00 horas y por la tarde a las 16:00 horas, donde se exhibirá la película Cartas a Dios
Esperanza del Rosario Perera Coello
Académica del Campus Chihuahua de UPNECH