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Juego de Pelota Prehispánico en la UPNECH Unidad Creel

La Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua (UPNECH) Unidad Creel, llevó a cabo un emocionante juego de pelota prehispánico. Este evento fue organizado por los grupos de 2º A y 2º B de la Licenciatura en Pedagogía (LP) con ayuda de sus asesores.

La ceremonia de apertura estuvo llena de color y tradición, destacando la importancia cultural e histórica de este antiguo deporte. Los estudiantes participaron activamente, demostrando tanto su habilidad física como su conocimiento sobre las prácticas y significados del juego en las culturas mesoamericanas.

El Juego de Pelota en el México Antiguo

Competencias entre dioses, o en el universo de los astros, y asimismo en el mundo de los hombres, eran las del juego de pelota en el México prehispánico. En los viejos libros de pinturas y escritura jeroglífica podemos ver cómo jugaban los dioses, cómo el sol, la luna, la gran estrella y otros cuerpos celestes contendían en el campo del universo, en cósmicos enfrentamientos de luz y tinieblas. A su vez, los espacios sagrados, que hoy llamamos zonas arqueológicas, son los escenarios donde, por siglos, jugaron a la pelota los antiguos mexicanos.

El juego de pelota maya era un deporte ritual con profundo significado religioso y cultural. Se jugaba en una cancha rectangular con muros inclinados, donde dos equipos competían para mantener una pelota de caucho en juego sin usar manos ni pies, golpeándola principalmente con las caderas. El objetivo era hacer pasar la pelota por anillos de piedra elevados, lo cual era una tarea difícil y rara vez se lograba. Los jugadores usaban protecciones corporales y el juego a menudo terminaba en ceremonias que podían incluir sacrificios.

Este juego, conocido como “Pok Ta Pok”, estaba impregnado de simbolismo y significado ritual. Cada uno de sus componentes tenía una profunda connotación. La cancha de juego simbolizaba el cielo. El movimiento de la pelota recreaba las fuerzas contrarias en pugna y armonía: Sol y Luna, día y noche, cielo e inframundo, vida y muerte. La pelota en constante movimiento representaba el flujo de la vida. No dejar que la pelota tocara el suelo simbolizaba la continuidad de la existencia. La cancha era un espejo del mundo maya, donde los jugadores se enfrentaban a las fuerzas cósmicas. Los jugadores eran guerreros en una batalla cósmica. Los relieves y esculturas en las canchas narraban historias de poder y renacimiento. El diseño arquitectónico de las canchas reflejaba el orden del universo.

El Jaguar en la Cultura Maya

En la cultura maya prehispánica, el jaguar se asociaba con diversos aspectos como el poder, la muerte, las prácticas chamánicas, el cielo nocturno y el inframundo, pero también con la agricultura y la fertilidad. El jaguar, como el sol nocturno, pertenece a la oscuridad y guarda una estrecha relación con los dioses del inframundo y con los lugares por donde se puede acceder a éste: las cuevas, el interior de los montes, las selvas y el bosque. Por otro lado, su piel manchada se asemeja al cielo estrellado, por lo que el jaguar tiene dominio sobre la noche.

Fue visto como un animal poderoso y peligroso, portador de energías sagradas provenientes del inframundo y, aunque no se le consideraba una deidad, era un símbolo del poder reinante en la parte oscura del universo. El mismo papel que ejecutan los jaguares cuando cazan a su presa, lo asumen los gobernantes cuando capturan a los cautivos; las batallas eran cacerías para obtener víctimas para el sacrificio. Incluso la muerte ritual por decapitación es la misma manera en que los felinos cazan a su víctima. A los gobernantes se les representó portando cinturones, pectorales, sandalias o tocados elaborados con piel de jaguar, incluso los huesos del jaguar se emplearon para elaborar bastones de mando. Todos estos símbolos dotaban al gobernante de características felinas asociadas con el poder.

En muchos mitos, el jaguar es el animal que el hombre admira por su bravura, es el progenitor de la raza humana, el hombre maya es descendiente del jaguar.

La comunidad universitaria se reunió en el campo deportivo para presenciar este evento, que no solo fue un ejercicio físico, sino también un acto de remembranza y respeto por nuestras raíces ancestrales. Los jugadores, ataviados con vestimenta tradicional, revivieron el espíritu competitivo y ritualístico del juego de pelota, permitiendo a los espectadores experimentar un fragmento de la historia prehispánica.

El evento concluyó con una breve ceremonia de clausura, donde se reconoció el esfuerzo y dedicación de los estudiantes y profesores que hicieron posible esta actividad. Fue una experiencia enriquecedora para todos los presentes, reforzando la identidad cultural y el sentido de comunidad dentro de la UPNECH.

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