La Universidad Pedagógica Nacional del estado de Chihuahua (UPNECH) Campus Chihuahua, inauguró su Cine-club en vinculación con la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), iniciando este evento con la exhibición de la película El Havre, puerto de la esperanza, filme escrito, dirigido y producido por Aki Kaurismaki, y protagonizado por Andre Wilms; estrenado en 2011, siendo ganador del premio FIPRESCI en el festival de Cannes.
La cinta permite asomarnos a lo que es una realidad y un problema fuerte del siglo XXI: la inmigración ilegal. La historia se desarrolla en el puerto de El Havre, Francia donde, dada su situación geográfica, se observa una gran multiculturalidad étnica, aunque no su plena aceptación, mucho menos si se trata de una multiculturalidad producto de la inmigración ilegal.
El cine como todo el arte, siempre es un reflejo de lo que ocurre en la realidad, podemos decir que es histórico y situado. En este caso, El Havre, puerto de esperanza nos hace tomar conciencia de unos de los males que aquejan a los más pobre, en pleno siglo XXI y en todas las latitudes del Planeta: la realidad del hambre, la miseria, la falta de empleo, el flagelo de tener que abandonar a la familia y aventurarse en la migración ilegal con los problemas e incertidumbres que esto conlleva.
Podemos decir que todos somos migrantes, pues hemos cambiado de lugar de residencia o viajado de un lugar a otro para conocer otras latitudes y culturas, y lo hemos hecho por deseo personal o simplemente por cambiar de aires, pero existe una gran diferencia cuando esa migración ha sido obligada por las situaciones de índole económica o política que nos llevan a tomar la difícil decisión de abandonar la patria, la familia, los amigos, la propia cultura.
Cuando la migración ilegal queda como única opción podemos ver, tal como lo muestra la película, la indiferencia, la xenofobia y las políticas de estado como algunos de los peligros que asechan a los indocumentados, invisibles látigos que sangran el cuerpo y el espíritu del migrante.
La película muestra el caso de Idrisa, adolescente del Africa negra que se embarca en la aventura de ir al reencuentro con su madre quien vive y trabaja en Inglaterra, ya que ella se vio orillada a salir de África por no encontrar una forma digna de vivir, dejando a Idrisa al cuidado de su anciano abuelo.
Pero esa situación no es ficticia, ni privativa del Africa negra, como podríamos creerlo, no. Esa situación es la realidad que viven día a día, miles de migrantes que se desplazan de su tierra en la búsqueda de mejores forma de vida, o simplemente se subsistencia.
Como ejemplos tenemos el caso que tanto conmovió al mundo, el niño sirio de tres años de edad Aylan Kurdi quien junto con su familia trata de huir del horror de la guerra en su país y busca refugiarse en Europa. Este niño fue encontrado muerto al naufragar la débil embarcación en que huía con su familia. Historia que no debía repetirse y si invitarnos a la reflexión de la necesidad ética de hacer un alto para recuperar esa humanidad que parece estamos perdiendo día a día desde lo microsocial que son las relaciones cotidianas con el prójimo hasta lo macro donde intervienen intereses y políticas de las grandes potencias del mundo, pero también prejuicios étnicos, raciales, culturales.
En nuestro país ocurre algo muy parecido, la migración de nuestros compatriotas, especialmente de lugares del sur de nuestro país, como Oaxaca, Chiapas, o Veracruz y Coahuila, donde el empleo es muy escaso, los salarios de miseria y las formas de vida muy duras, por lo cual familias enteras y a veces la madre, el padre, los hijos, de manera separada se ven orillados a separarse e intentar cada cual introducirse de manera clandestina a Estados Unidos cargando no sólo el peso del duelo por la pérdida de la familia , de la patria, de su identidad, sino el temor y la incertidumbre por su futuro. Temores que más de las veces son reales, pues muchos de ellos son abandonados en el desierto de Chihuahua por los llamados coyotes, que les quitan su dinero, pero no los ingresan en Estados Unidos, sino que los dejan abandonados, los engañan, acabando así , la ilusión de alcanzar el sueño americano.
México, nuestro país también ve como llegan oleadas de migrantes indocumentados de Centroamérica, principalmente salvadoreños que arriesgando su vida, su libertad, se montan a lo que se le ha denominado la bestia, tren de carga donde estas personas indocumentados se suben sin ninguna seguridad y así viajan por todo el territorio mexicano en la esperanza de cruzar a Estados Unidos, pero en esa odisea, muchos de ellos se quedan varados, mutilados o encuentran la muerte, victimas de extorsionadores, vivales, asesinos, o entre las llantas de fierro de la Bestia o de una política gubernamental que no alcanza a dar justicia y posibilidad para los nacionales, menos para los migrantes ilegales, y así, la injusticias de que se quejan nuestras connacionales, víctimas de un recrudecido racismo en el vecino país del norte, se replica en nuestro país con las personas centroamericanas que ingresan de manera ilegal en él.
Pero no todo es tristeza y desesperanza., esta película El Havre, puerto de esperanza, nos brinda eso, la esperanza de encontrarnos o convertirnos en personas buenas que están dispuestas a dar una mano, a sostener en los momentos de más angustia y desesperanza.
Aquí, la esperanza personificada en un lustra botas, que sin conocer al chico negro, le da casa, pan, escucha, y decide, desafiando los poderes policiacos, ayudarlo a alcanzar su sueño, reencontrarse con su madre en Inglaterra.
La película tiene también sus ratos de humor y ejemplo de solidaridad como la escena donde los asiduos al pequeño bar del que es cliente frecuente el protagonista de la historia, se unen para salvar al chico de una inminente deportación escondiéndolo en un carruaje de frescas verduras e ignorando a las mujeres que corriendo tras de él y vociferando exigen les sean vendidos estos alimentos, pues de lo contrario el esposo se enfurecerá.
Puerto de la esperanza, es una joya de la cinematografía en todos aspectos: música, guion, fotografía, manejo de cámara, color, valores, es un filme ampliamente recomendado para todo tipo de público y en especial para quien guste disfrutar de buen cine.
Los invitamos a visitarnos el próximo jueves 7 de septiembre, en el Auditorio María de Jesús Rodríguez Loya donde exhibiremos de 10:00 a 12:00 horas la película El Manzano Azul.
Esperanza del Rosario Perera Coello
Académica de la UPNECH campus Chihuahua